EL ASESOR

El Asesor no tardó en aprender que, para sobrevivir, debía poner más empeño en el aplauso que en el consejo.

LA VENTANA

Pegado a la ventana, llegó a pensar que el cristal es una pantalla en la que la vida de los demás entretienen la suya.

DE RELOJES Y ADIOSES

Con la despensa llena de adioses y el salón atestado de incertidumbres, se dedicó a coleccionar relojes rotos para no perder más el tiempo.

EL TRADUCTOR

Cuando escuchó el ruego desesperado del Presidente, el brillo en los ojos del traductor delataba que era consciente de tener los destinos de millones de personas en su poder.

EL AMIGO DE TEO

De niño, Teo logró ocultarlo en las sombras de su cuarto. Ahora, cuando don Teodoro se queda solo en el despacho, le sigue pidiendo consejo.

LA FLORISTA

La florista esconde en los ramos de novia las flores que nunca llevará al altar. 

TIEMPO

Atravesado en el pasado encontró un resquicio de presente con el que empezar a desentrañar el futuro.

POR ENCIMA DEL HOMBRO

Abandonó la detestable manía de mirar por encima del hombro cuando terminó por asumir su condición de hormiga.

BAJO TIERRA

Cuando desperté, seguía en el interior del ataúd.

EN PALACIO

Obliga a sus hijos a ver desde palacio cómo se trabaja para que valoren el esfuerzo, mientras él les observa orgulloso sentado en el sofá.

CERRÓ LOS OJOS

Cerró fuertemente los ojos para hacer desaparecer sus miedos y descubrió que tenía pánico a la oscuridad.

HORIZONTES

A falta de presente se dedicó a atrapar horizontes.

EL BUZO

Acostumbrado a tocar fondo, para el buzo cada día a flote es un fracaso.

HIELO

A pesar de su enfermiza timidez, el responsable de los congelados siempre rompe el hielo en la cena de empresa del supermercado.

LA MAREA

Cuanto más subía la marea, más alto construía el castillo que se empeñaba en arrasar el agua.