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jueves, 3 de septiembre de 2015

LA RADIO

Harto de que nadie se mirase a los ojos durante la cena, el abuelo arrastró la Riviera hasta el salón, prohibió lo móviles en la mesa y se dispuso a disfrutar con sus caras de incredulidad ante aquel extraño mueble de sintonías clásicas y voces profundas que arañan la válvula azul de la vieja radio del abuelo.




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