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viernes, 27 de junio de 2014

VENTURAS Y DESVENTURAS DE EL TITI Y EL MARQUÉS LIII



A la hora del café, El Titi siempre sigue la misma rutina: le pide a Manolo que le retire la cucharilla, mete la mano en el bolsillo interior de su raída chaqueta y saca una de su cubertería personal.
-Se pensará que por traer la cucharilla de casa va a tener mejor sabor. Mira que lleva años tomándolo, pues todavía no se ha enterado que a este café solo lo hace bueno el coñac -.Se queja Manolo cada vez que le hacen quitarla.
Cuando El Marqués se dio cuenta del comportamiento de El Titi lo tomó por una rareza más del personaje, hasta que un día se percató de que el singular diseño de la pieza que sacaba su amigo a diario para remover el café le era extraordinariamente familiar. Una mañana, cogió la cucharilla, aun manchada por el intenso negro del café de borra que se sirve en El Tropical, y confirmó sus sospechas. En el mango, leyó inscrito el mismo nombre con el que él mismo se encontraba cada vez que se dejaba caer por para degustar desayunos que no podía pagar en los salones del "Ritz Madrid".
-¿Y esto Titi? ¿De dónde lo has sacado?
-¿Eso? Me lo dejó un vendetrastos de El Rastro a buen precio.
El Marqués, convencido de que acostumbraba a ocultar siempre más de lo que decía, dio por buena la mentira y siguió bebiendo.

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