6. El chófer
En Matías, el chófer del
candidato, la endogamia del partido la delataban el labio caído, la mirada
ausente y el sobrepeso... Y su forma de presentarse, que fulminaba de inmediato
cualquier posibilidad de duda: "Hola, soy Matías, el primo del candidato.
Bueno y también su chófer".
Desde que el candidato tocó cargo
público como edil en una pequeña localidad, hizo ver a los vecinos la necesidad
imperiosa de que el alcalde de un pueblo de trescientos habitantes contase con
conductor. E impuso que esa figura la ocupase Matías. " Es la persona más
indicada, primero porque sabe conducir, y luego porque yo necesito alguien de
absoluta confianza, que no vaya contando por ahí contando lo que escucha en el
coche oficial". El segundo punto del orden del día fue la política de
transparencia.
Incomprensiblemente, con a
fulgurante escalada de cargos del candidato, una institución tras otra fue
asumiendo el argumento de chófer por consanguineidad. La oposición se limitó a
alguna carta abierta en la prensa regional y alguna coplilla en sede
parlamentaria "A mi primo me lo arrimo". Y así había llegado Matías a
convertirse en el hombre de confianza al volante del aspirante a la
presidencia.
La familia de Matías y del
candidato habían aplicado este patrón de conducta desde que el hombre es hombre.
El chófer acostumbra a estrenar nuevas amistades contando la anécdota de cuando
su abuelo era conductor del gobernador civil hace más de setenta años. "
Lo primero que le dijo fue. Tu aquí. Ver oír y callar. Y no miras para atrás ni
para dar los buenos días. Y así fue hasta que un día le ordenó parar en mitad
de una carretera perdida de la mano de Dios para hacer aguas menores. Mientras
el gobernador regaba la cuneta, un golpe de viento cerró la puerta y mi abuelo,
que era muy bien mandao, sin mirar atrás, arrancó".
EL ASESOR: Diario de campaña (entregas anteriores)
EL ASESOR: Diario de campaña (entregas anteriores)
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