Tras años asediado por el miedo, piensa que si cierra los
ojos no lo verá, si tapa sus oídos dejará de escucharlo, si no lo pronuncia no
estaría junto a él, y si no piensa en ello no existe. Convencido de que la
mejor huida es no ver, no oír, no hablar y no pensar… vuelve a suceder.
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