20. La vida es puro teatro
Juan Cuadrado, el Asesor, después
de conseguir que todos los focos se dirigieran a su candidato se esmeró en una perfecta
escenografía, hecha a la medida de la estrella de rock que creía entre sus
manos.
Cuando mandaron la convocatoria
de prensa, los escándalos del secretario general del PIRLA ocupaban ya horas de
televisión y radio en tertulias convenientemente sesgadas. La querencia por las
faldas del candidato era lo que esa anodina campaña necesitaba. Las decenas de
medios acreditados querían carnaza, y ahí estaba Cuadrado dispuesto a darles de
comer.
Se ocupó de poner distancia entre
los redactores y el atril elevado en el que situar a un candidato que saltó a
escena tras un medido retraso respecto al horario previsto. Fue un discurso
breve, leído cumpliendo con los énfasis acotados en los márgenes que concluyó
con un: “entenderán que no admita preguntas, se trata de un tema exclusivamente
personal que se está usando para dinamitar mi carrera política de una manera
indigna. Pero les invito a que se tomen el tiempo que consideren oportuno para ver
los documentos que me exculpan”.
Los siete tochos, con más de tres
mil páginas cada uno, estaban en el interior de una sala acorazada, con la
parafernalia de un arco y dos guardias de seguridad en la puerta y una única
luz que impedía una lectura cómoda y ágil. “Deben entrar de uno en uno, sin
teléfonos móviles, cuadernos, ni cámaras. – Informó Cuadrado. -Estarán siempre
acompañados por un miembro del gabinete de comunicación y, como son muchos,
tienen cinco minutos para examinar la documentación. Que si no esto se
eterniza. Espero que sepan valorar en sus crónicas este ejercicio de transparencia”.
EL ASESOR: Diario de campaña (entregas
anteriores)
No hay comentarios:
Publicar un comentario