9. Plumillas
En sus años como Asesor había tropezado
con políticos que convertían la torpeza ante los medios en virtuosismo. Balbuceos,
silencios incómodos, mirandas perdidas, sudores fríos, sollozos, apresuradas
huidas al baño… Cuadrado conocía como la palma de su mano el catálogo de desatinos.
Teniendo en cuenta las
capacidades de quienes le contrataban, a Juan Cuadrado no le quedaba otra que
controlar la exposición de estos a los plumillas. Aunque, suele pasar que él y sus clientes tienen
formas muy distintas de acercarse a los juntaletras.
El candidato, lejos de todo pudor,
es partidario de amenazar públicamente a los díscolos, mandar cuestionarios con
las preguntas que quiere que le hagan, y asalariar a su particular guardia
pretoriana en los medios. Un ejército de afines a quienes tener contentos, con
la barriga llena y la esperanza de una jefatura de gabinete de comunicación.
Por su parte, Cuadrado es más de
aprovechar la ausencia del candidato para moverse en la trastienda de los
medios al grito de “tranquilos chicos, relajaos, que yo no soy el enemigo, somos todos compañeros”, mientras con una cínica
sonrisa anota mentalmente la lista negra de enemigos a los que marcar más de cerca
que Goikoetxea a Maradona.
En cualquier caso, dos formas de
despreciar a unos periodistas y a una profesión empeñados en demasiadas
ocasiones en alimentar ese desprecio.
EL ASESOR: Diario de campaña (entregas anteriores)
EL ASESOR: Diario de campaña (entregas anteriores)
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